Cuando nos enteramos que existía una posibilidad de irnos de Asambleas, creció el entusiasmo en nuestra parroquia. Con simples frases como "es una fiesta sólo de A.C.A", "va gente de todo el país" y "te vas a re divertir" de nuestra delegada, nos subieron las ganas de ir al máximo. Y acá empezó todo.
Obviamente, el grupo se revolucionó. Todos queríamos participar, nadie iba a quedarse afuera de esa gran fiesta, una fiesta familiar con gente de todo el país. Al enterarnos, nos pusimos de acuerdo en que todos debíamos cooperar. Así, recaudábamos fondos para alivianar un poco los costos. Entonces cada uno puso su granito de arena. Decidimos hacer ferias del plato y vender rifas. Nadie nos aseguraba tener éxito, pero con intentar no perdíamos nada... No nos fue fácil ponernos de acuerdo, hubo muchos conflictos de por medio: algunos cooperaban más que otros, las chicas por ejemplo. Al estar cansadas y no recibir tanto apoyo por parte de los varones, nos frustrábamos y les pedíamos por favor que tuvieran en cuenta nuestro esfuerzo, pero algunas veces fue en vano. Hasta que un día, ellos empezaron a ayudar más, alivianando el trabajo.
Así, más allá de juntar fondos, aprendimos a trabajar en equipo y a valorar el esfuerzo del otro. Llegamos a nuestro objetivo en mente: pudimos alivianar los costos. Paralelamente llevábamos la cuenta regresiva y nos informábamos más acerca de qué íbamos a hacer y lo que significaba una asamblea. Con los aspis plantamos arbolitos para llevarlos a Luján, pero por falta de cuidado no pudieron crecer, y además juntamos tapitas. Cada sábado cada uno de los aspis traía su bolsita con tapitas para ayudar: definitivamente habíamos revolucionado el grupo.
Y el resto fueron días de pura magia. No voy a dar más detalles porque realmente quiero que puedan vivirlo, sentir esa alegría de compartir tres días completos con gente que está unida a vos sólo por el hecho de ser militante de Acción Católica. Cada persona de Conso creo que se llevó muchos momentos hermosos y sentimientos encontrados. Personalmente, fue el pié a elegir de por vida esta forma de vivir y de sentir.
Por Anahí